"Para conseguir la autonomía, la pintura debe, por encima de todo, despojarse de todo aquello que pueda compartir con la escultura. Y es en su esfuerzo por conseguirlo y no tanto por el afán de excluir lo representacional o lo literario, que la pintura se ha vuelto abstracta". (Greenberg: 115)
Para Greenberg, lo más importante no es la representación sino el color. Es decir, al momento de realizar una pintura se debe tomar en cuenta el valor del pigmento y del color. La representación de una imagen queda a un lado puesto que ya no es relevante para lograr una buena pintura como pieza de arte en sí misma.
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